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Eduardo Talavera. Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte – Ciclismo y Rendimiento
Después de mucho entrenamiento, llega el día en el que tienes que sacar todo lo que tienes dentro, darlo todo, rendir al máximo. Por desgracia, a veces las cosas no salen como queremos. Vamos a ver qué estrategias podemos seguir para no venirnos abajo si no conseguimos nuestros objetivos.
Cuando hablamos de objetivos, estos pueden ser de distinta índole. Según el ciclista, puede ser una competición, una marcha, un test o incluso una salida de la grupeta. Y dentro de estos objetivos, cada uno se marca su propia meta. Habrá ciclistas cuya meta es ganar la carrera, otros hacer un top20, bajar su tiempo en la marcha, llegar a unos vatios o coronar el puerto antes que su compañero. Para cualquier perfil, podremos aplicar estos consejos.
Expectativas realistas
Esta labor puedes hacerla tú mismo, aunque siempre es más fácil de ver para alguien externo como tu entrenador. Las expectativas pueden hacer que salgamos muy contentos de nuestro objetivo o con ganas de tirar la bici por la ventana. Un ejemplo muy sencillo sería cuando te enfrentas a un examen. Si vas con la idea de que es fácil y puedes sacar un 10 pero solo llegas a un 7 tienes la percepción de que la nota ha sido mala. Sin embargo, si vas al examen y crees que es difícil con la idea de “a ver si apruebo”, y sacas un 7, será una nota buenísima. En el ciclismo pasa lo mismo, tienes que ponerte unas expectativas realistas que te supongan un reto. Por ejemplo, si en tu última QH hiciste 9h, ponerte un objetivo de bajar de 7h30 igual es algo difícil y te puedes llevar una desilusión. Sin embargo, bajar de 8h si has entrenado bien puede estar a tu alcance y es realista.
Disfrutar del camino
Es importante no basar tu felicidad en el resultado final sino en disfrutar del camino recorrido para llegar hasta allí. Lo importante es que durante la temporada vayas experimentando que tu estado de forma va en aumento y que cada vez tienes mejores sensaciones encima de la bici. Si tienes claro que has mejorado durante el entrenamiento, el resultado del objetivo puede no ser tan importante, ya que, como veremos más adelante, no siempre depende de ti.
No puedes tener el control de todo
Es muy importante que cuando te enfrentes a tu objetivo tengas en cuenta que no todo está bajo tu control. Si estás en una carrera puede hacerse una fuga o una montonera que por muy fuerte que estés no vas a poder controlar. Si tu objetivo era una marcha, puedes tener un pinchazo, que haya viento en contra, o que te metas en un grupo que no colabore lo suficiente. Estas serán variables que no puedes controlar y que te alejarán de tu meta. Este punto es uno de los más difíciles de interiorizar para muchos deportistas, pero tienes que tratar de asimilarlo. Tienes que terminar tu objetivo sabiendo que lo has dado todo, más allá de las variables que no has podido controlar.
De las derrotas también se aprende
Una derrota o no llegar donde querías, no es un fracaso sino un momento de aprendizaje. De estas ocasiones son de las que tienes que obtener respuesta a ¿qué he hecho mal? ¿qué podría mejorar? El entrenamiento y el rendimiento es una sucesión de ensayos y errores de los que vas aprendiendo y poco a poco optimizando tu metodología de entrenamiento. Ser capaz de tener la cabeza fría después de una derrota y observar dónde se ha podido fallar, será lo que te lleve a conseguir tu siguiente objetivo.
Más allá de los datos
Los datos y los resultados están muy bien, pero hay que ir más allá. Cuando algo te salga mal en un objetivo, no sólo te centres en ver datos, vatios o forma de entrenamiento. Trata de ver cómo estabas tú anímicamente antes y durante la competición. El auto análisis es muy importante y hay que entender que hay factores externos que nos limitan a la hora de rendir. Analiza cómo es tu estado familiar, de trabajo, si has tenido más o menos estrés, etc. Nuestro estado de ánimo influye sobre el rendimiento, y por lo tanto, hay que tenerlo en cuenta en todo momento.
Habla con tu entrenador
Si tienes la suerte de tener entrenador, es muy interesante que te apoyes en él para analizar lo que ha sucedido. Es la persona que, desde fuera, va a tener una mejor perspectiva para saber dónde se ha podido fallar o para detectar qué variables externas han podido influir para que el resultado no fuese el esperado. Del mismo modo, es con él, con quien deberás analizar la planificación hasta ese objetivo para ver si ese resultado pudiese venir de ahí y así poder modificarla para los siguientes. En estos casos, observar la progresión puede ser más interesante que centrarse en el resultado de un día en concreto.
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