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Eduardo Talavera. Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte – Ciclismo y Rendimiento
Llegamos al ecuador de La liga C&R y con él culminamos el tercer reto, el reto “explosivo”. En este, planteamos a nuestros deportistas hacer dos esfuerzos, uno de 5” y otro de 1 minuto para saber quién es el más potente de todos.
Este reto, al contrario que los anteriores, no solo es más accesible para todos, sino que, además, apenas tiene normas. La única que nos encontramos, es que ambos esfuerzos deben realizarse en una misma sesión.
Para la realización de las clasificaciones se tienen en cuenta los vatios absolutos de ambos esfuerzos. ¿Por qué los absolutos y no los relativos al peso? Si estáis siguiendo la línea de los anteriores retos, por lo general, se premia más a los deportistas con mejor relación vatio/kilogramo, y como queremos que esta liga tenga oportunidades para todos, hemos tomado solo los vatios absolutos. Esto hace que, deportistas más pesados, tengan la oportunidad de estar por delante de los deportistas más “finos”.
En una temporada de entrenamiento, un deportista entrena tanto a intensidades altas, como bajas, como sprints, de manera que el cuerpo se enfrente a diferentes estímulos. Pero, qué pasa con los esfuerzos cortos, ¿se pueden entrenar o son pura genética? Veámoslo…
¿Sprinter se nace o se hace?
Como estamos en un micropost, no nos vamos a extender ni profundizar mucho en algunos aspectos fisiológico, por lo tanto, vamos a simplificar todo para que sea fácil de entender. Si quieres ahondar en el tema, háznoslo saber en los comentarios para que así trabajemos en un post al respecto próximamente.
La musculatura de un deportista se compone de fibras lentas (fibras tipo I), fibras rápidas (fibras tipo II-b) y fibras mixtas o intermedias (fibras tipo II-a). En función de qué tipo de fibras predominen en tu musculatura, así serás más rápido o resistente.
- Fibras lentas: Son las fibras que predominan en los deportes de resistencia. Su característica principal es que se fatigan más lentamente, lo que permite prolongar la actividad.
- Fibras rápidas: Son las fibras que predominan en los velocistas. Su característica principal es que son capaces de contraerse de manera más rápida y, por el contrario, se fatigan más rápido.
- Fibras mixtas: Estas fibras son las únicas que podemos modificar mediante el entrenamiento. Estas fibras tenderán a ser más rápidas o lentas en función del entrenamiento al que las sometas.
Con estas definiciones ya puedes empezar a ver por dónde van los tiros. Como has podido comprobar, solo hay un tipo de fibra que es modificable mediante el entrenamiento, por lo tanto, va a depender de tu genética el tener unas u otras. Pero vamos a poner algunos ejemplos básicos para que nos quede más claro.
Nos imaginamos que, por un lado, tenemos a un ciclista que tiene un 30% de fibras lentas, un 50% de fibras rápida y un 20% de fibras mixtas. Por otro lado, tenemos a otro ciclista que tiene un 50% de fibras lentas, un 30% de fibras rápidas y un 20% de fibras mixtas. ¿Qué pasaría con estos dos ciclistas? Lo primero que hay que tener claro es el deporte del que hablamos. El ciclismo, especialmente el de carretera, es un deporte donde predomina el entrenamiento de resistencia. Esto quiere decir que, al contrario que un velocista de atletismo, un ciclista, aun siendo esprínter, hace muchas y muchas horas encima de la bicicleta. Esto es algo que destaco para que vayáis entendiendo el comportamiento de las fibras. Entre ambos sujetos, por mucho que entrenen la velocidad, las fibras mixtas siempre van a tender a trabajar más como fibras lentas que rápidas, ya que por mucho que trabajemos la potencia, la resistencia va a predominar por encima de todo. Por lo tanto, entre ambos sujetos nos encontraríamos que, el ciclista con un 50% de fibras rápidas, siempre va a ser mejor esprínter que el otro ciclista. Como podéis deducir, las fibras son como son, y las rápidas no se van a convertir en lentas y viceversa. Por lo tanto, quien mejor predominancia genética tenga de fibras rápidas va a ser más rápido que el que no haya nacido con esa disposición. Por todo esto, concluimos que el esprínter más bien nace, no se hace.
Aunque la capacidad de esprintar es de predominancia genética, es una aptitud que también se debe entrenar.
Os animamos a que realicéis este reto y nos pongáis en los comentarios o en RRSS cuántos vatios habéis sido capaces de alcanzar.
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